El sistema respiratorio
Está constituido
por las vías respiratorias y los pulmones. En los millones de alveolos
pulmonares que forman los pulmones se producen los intercambios de gases entre el
aire inspirado y la sangre. Este sistema es el nexo entre el medio externo y el
medio interno (las células del cuerpo), que hacen posible el pasaje de los
gases involucrados en la respiración.
El mecanismo de la respiracion:
Los movimientos
respiratorios están coordinados por un centro nervioso que responde a los
niveles de oxígeno y dióxido de carbono presentes en la sangre, y que controla
los movimientos de los músculos intercostales y del diafragma.
Cuando reciben el
impulso nervioso, el diafragma y los músculos intercostales se contraen. El diafragma
contraído se aplana y los músculos intercostales abren la caja torácica y
elevan las costillas. Ambos movimientos aumentan el volumen del tórax y
disminuyen la presión en el interior de los pulmones, lo que provoca una diferencia
de presión con respecto a la atmosférica, que induce la entrada de aire.
Luego, el
diafragma y los músculos intercostales se relajan de tal manera que el volumen torácico
disminuye y el aire es expulsado al exterior.
Si se produce
alguna deficiencia en el funcionamiento del diafragma, los movimientos de los músculos
intercostales son suficientes para mantener la respiración; lo mismo ocurre si
estos fallan.
Los mecanismos de
regulación también provocan ambos en el ritmo respiratorio y en el volumen de
aire en movimiento. Cuando el nivel de oxigeno es alto, la frecuencia
respiratoria disminuye; cuando el nivel de dióxido de carbono es alto, la
frecuencia respiratoria aumenta.
Frecuencia respiratoria:
Debido a la
enorme capacidad de sus pulmones, los seres humanos pueden desarrollar trabajos
musculares durante tiempos prolongados. La frecuencia respiratoria en estado de
reposo es aproximadamente de 15 a 20 respiraciones por minuto. Cuando la
actividad física se incrementa, dicha frecuencia puede aumentar el doble. La mismo
tiempo, las respiraciones son las profundas y el volumen del aire intercambiado
en cada una de ellas es mayor.
Este aumento está
relacionado con el mayor requerimiento de oxígeno en los músculos, y coincide
con el incremento de la frecuencia cardiaca.
Durante la respiración
acelerada o jadeo, se extrae más cantidad de oxigeno del aire inspirado que en
condiciones de reposo. Los los músculos, la extracción de oxigeno desde la
sangre también aumenta.
El recorrido del aire hasta llegar a los pulmones:
El aire puede
ingresar al sistema respiratorio por dos vías: los orificios de la nariz o la
boca. Sin embargo, solamente cuando la inspiración es a través de la nariz se
evita que ingrese aire frio a los pulmones y que provoque irritación en los
tejidos de los órganos respiratorios. Esto se debe a que la cavidad nasal está
muy irrigada. Así, a medida que el aíre la atraviesa, la sangre que circula le
transfiere calor hasta que la temperatura del aire inhalado sea iguala a la
temperatura corporal (o aproximadamente).
La nariz esta
revestida en su interior por una mucosa con vellosidades o cilias que retienen
las partículas de polvo, los microorganismos y otros materiales que ingresan
junto con el aire y que pueden resultar nocivos. Una vez retenidas, estas partículas
son eliminadas con las mucosidades en forma voluntaria a través del estornudo. Cuando
el aire ingresa por la boca, estas partículas no son filtradas y pueden
ingresar al sistema respiratorio.
El recorrido del
aire continúa por la faringe. Este conducto está delimitado por la epiglotis.
El aire pasa por
la laringe y, luego, por la tráquea. Los anillos de las paredes de la tráquea
son lo suficientemente elásticos como para mantener abierto el conducto, aun
cuando la cabeza y el cuello se encuentran flexionados. En los bronquios, el
aire se distribuye hacia ambos pulmones.
El recorrido del aire en los pulmones:
El aire se
adentra en los pulmones a través de las
numerosas ramificaciones de los bronquiolos hasta llegar a los alveolos
pulmonares. El interior de los bronquios y bronquiolos, al igual que la tráquea,
también está revestido por una mucosa y cilias, que retienen las partículas extrañas.
Los pulmones
poseen una extensa superficie que permite abastecer de oxígeno al organismo. Si
se desplegaran completamente todos los alveolos que los forman cubrirían un área
de unos 80 m2 que equivale, aproximadamente, a 40 veces la
superficie externa del cuerpo. Como en el caso del intestino delgado, esta
superficie tan amplia tiene cabida en un espacio relativamente reducido del cuerpo.
El pulmón derecho
es de mayor tamaño que el izquierdo, y está formado por tres lóbulos. El pulmón
izquierdo esta constituido por dos lóbulos, y su menor tamaño esta relacionado
con la inclinación del corazón hacia ese costado del tórax.
Aunque su
principal función es llevar a cabo el intercambio de oxígeno y dióxido de
carbono con la sangre, estos órganos también contribuyen al mantenimiento de la
temperatura corporal y al control del equilibrio de los fluidos corporales y de
la acidez de la sangre.
Una vez
realizados los intercambios gaseosos, el aire recorre el camino inverso al
descripto y es eliminado al exterior por la nariz o la boca.
El recorrido del aire en los pulmones:
El aire se
adentra en los pulmones a través de las
numerosas ramificaciones de los bronquiolos hasta llegar a los alveolos
pulmonares. El interior de los bronquios y bronquiolos, al igual que la tráquea,
también está revestido por una mucosa y cilias, que retienen las partículas extrañas.
Los pulmones
poseen una extensa superficie que permite abastecer de oxígeno al organismo. Si
se desplegaran completamente todos los alveolos que los forman cubrirían un área
de unos 80 m2 que equivale, aproximadamente, a 40 veces la
superficie externa del cuerpo. Como en el caso del intestino delgado, esta
superficie tan amplia tiene cabida en un espacio relativamente reducido del cuerpo.
El pulmón derecho
es de mayor tamaño que el izquierdo, y está formado por tres lóbulos. El pulmón
izquierdo esta constituido por dos lóbulos, y su menor tamaño esta relacionado
con la inclinación del corazón hacia ese costado del tórax.
Aunque su
principal función es llevar a cabo el intercambio de oxígeno y dióxido de
carbono con la sangre, estos órganos también contribuyen al mantenimiento de la
temperatura corporal y al control del equilibrio de los fluidos corporales y de
la acidez de la sangre.
Una vez
realizados los intercambios gaseosos, el aire recorre el camino inverso al
descripto y es eliminado al exterior por la nariz o la boca.
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